cuaderno de bitácora. lunes catorce de abril.

Hoy hace un mes que me dejaste amor mío. 

Hoy hace un mes que no hago otra cosa, más que esperar a que llegue mi hora de cruzar. 
Todo lo que hago durante el día, es única y exclusivamente para prepararme para el viaje. Porque porque ya no me queda otra cosa más que hacer. 

Hoy es un día más duro de lo normal amor mío. Porque a mi cabeza vienen las imágenes de los cinco últimos días en los que tiramos la toalla. 
Vienen esas imágenes en las que estabas sentada, esperando el momento de irte. Me dijiste lo siento, y a partir de ese momento apenas estuvimos conversación. 

Tu cerebro empezó a replegarse rápidamente. Ya habías consumido todo el glucógeno que te podía quedar en cualquier rincón, y poco a poco te fuiste haciendo cada vez más pequeña, más delicada, pero también más bonita. 

El último día cuando llegó el niño tú ya no estabas al 100%, pero tú cerebro lo reconoció, pese a la falta de glucógeno que tenías. Me alegré tanto de vez tu sonrisa, y sin articular palabra me emocionaste. Habías mucho tiempo y por fin estaba tu hijo delante de ti. Sabías que llegaría y esperaste hasta poder verlo, porque hacía tanto tiempo que no lo veías, que era lo único que querías para poder cruzar al otro lado. 

Lloramos todos de la alegría del reencuentro. Allí todo había pena si no amor. Una habitación llena de amor. 


Allí estvimos , para que al marchar te sintieras arropada, querida y sobre todo muy amada. 
 el tiempo se detuvo, se echó encima de la noche y la madrugada, y tú de vez en cuando salías de ese letargo maravilloso que te dejaban los medicamentos, en una especie de susto en un intento de resistencia, pero ya era la hora amor mío.

Pedía la enfermera que subiera la dosis.  Allí nos quedamos en silencio esperando. 

Recuerdo perfectamente tu último suspiro porque llevaba atendiendo ese momento mucho tiempo. Comprobé que ya no te latía el corazón y te bese para que mis labios te ayudarán a cruzar al otro lado. Pero desee que con ese beso me arrastraras contigo. 

Te quiero amor mío, y sé que desde ese momento me acompañas cada día. Y tus palabras de vez en cuando resuenan dentro de mí cabeza.

Hoy hace un mes amor mío, que la persona más maravillosa y la niña más bonita que ha podido parir una madre, dejó este plano terrenal para convertirse en energía y unirse a la energía de Bruno, que estoy seguro, te ha recibido dándote mil besos.

Sé que otra parte de esa energía está aquí mi vida. Sé que estás conmigo y que no me dejas de la mano. Sé que me esperas para cuando yo también puedo irme, y tranquila aunque hoy me veas sufriendo, es más amor lo que siento que sufrimiento.

Tranquila bichito, todo va bien. Pronto estaremos juntos y podremos volver a abrazarnos, besarnos y compartir nuevas o viejas experiencias. 

Te amo. Vida mía. 

Final del mensaje por hoy.

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