cuaderno de bitácora viernes dieciocho de abril.

Buenos días cariño mío. 
Hoy me he levantado con un dolor de garganta importante y una maldita ciática de las que dejan un poco mal sabor de boca. Hoy sí me he levantado y he hecho algunas cosas, he preparado algunas cajas me he limpiado y aspirado la habitación y oreada, ya he hecho la cama como a ti te gusta, y he cogido tu camiseta de carpe diem y se la he puesto a tu almohada. Aun siento tú olor. 

Hoy debería de ser un día de fiesta e incluso hace sol. Hoy habría sido uno de esos días en los que te hubiera cogido, montado en el coche te hubiera llevado a cualquier lado para tu sorpresa y sin nada previsto. Hoy hubiéramos vivido otra de esas aventuras que tanto nos gustaban, probablemente adentrándonos en algúna carretera perdida de la mano de Dios, y parando a comer en cualquier lugar que nos hubiéramos encontrado por ahí. 

Habríamos hablado de mil tonterías como siempre, y como ambos nos faltaba madurez seguramente usaríamos nuestro propio lenguaje, porque a fin de cuentas madurar es hacerte viejo antes de tiempo. 

Hoy habría sido un día bonito, para llegarnos a algún lugar con agua, cualquier río, cualquier lago, y no se me hubiera tampoco hecho raro que hubiéramos acabado en el Cantábrico. Sabes que hace muchísimos años que mi ADN me pide volver al mar donde nací, pero ya no hay motivo. 

Hoy hubiera sido un día de llamadas de teléfono, de esas que te gustaba tener con el niño, o con Aurora y Óscar que hacían que acabaras con la oreja como un alpargata en pleno Conil durante el verano, pero feliz y satisfecha. 

Hoy habría sido un día así. Seguramente que ya estaríamos hablando de la feria de abril, recordándome esos viejos tiempos en los que te partías el lomo trabajando en la caseta, y ese millón de aventuras que tanto me gustaba escuchar aunque fueran una y otra vez las mismas. 
Y por supuesto estaríamos con las ratas en el coche, aunque después de haber escuchado nuestras ovejas negras, y probablemente el perro andaluz. Habríamos cantado, reido, y nos buscaríamos las manos, como siempre cuando conducíamos por ahí. 

Por desgracia no es así. Nos toca vivir la lejanía. Yo últimamente me lo estoy tomando como si tú hubieses ido a trabajar antes, y después llegar yo con el resto del equipaje como aquellas veces. 

La gente me habla amor mío, y me dice que le dé tiempo a la cabeza a estar más centrada, me piden que me quede más tiempo y que te demuestre que no fue en vano el sufrimiento que pasaste, para que pudiéramos llegar hasta aquí.  Muchos te mandan besos y abrazos, porque te quieren y aunque en la distancia y sin conocerte prácticamente de nada, sabe en el carácter de persona maravillosa que tenías. La gente te recuerda. 

Yo evidentemente cada segundo del día, porque es algo que he decidido que sea así, y porque no sé vivir de otra manera. Hablo contigo y lo sabes, te acarició como cuando acariciaba la cara, que sabes que me encantaba acariciar tu mejilla izquierda. También utilizo el cuaderno  de bitácora por si diera la casualidad de que las frecuencias de Internet llegan hasta el otro lado. Ya se que todo eso es muy de ciencia ficción pero, tú sabes que la ciencia ficción es parte de mí también. 

A veces imagino que estás como en una especie de locutorio, escuchando como cuando oíamos de pequeños un vaso con una cuerda, y me imagino que pudieras estar ahí al otro lado probablemente regañándome por estar todo el día con el run run, otras veces creo que te siento a mi lado, protegiéndome, sobre todo cuando la tormenta empieza a arrancar en mi cabeza, es cierto que me calmas y que me abrazas, aunque en realidad el que se abraza soy yo, pero quiero creer que con mi abrazo te llevo a ti. 

Hoy hubiera sido un buen día porque hace sol y la gente está de fiesta, sin embargo para mí sólo es viernes. Y sé que es viernes porque hay carreras de Fórmula 1, de otra manera sabes que no sabría ni en el día en el que vivo. 

Aun sigo con la obra esa que tengo desde hace años empezada, sé que algún día tendré que volver a arrancar con ella y probablemente sea mi última obra, pero tiene que coincidir que mi dolor me aguante, que la espalda me resista, que  te hagas cargo de mi cabeza durante un rato me la tranquilices y me guíes, porque tú sabes que eres mi musa, y si consigo desde la distancia que sigas influenciando en mí como lo hacías antes, tal vez vuelva al camino de la creación. 

He regalado un montón de cosas. La gente  lo necesitaba. Después de estas fiestas habrá muchas personas mayores disfrutando de materiales profesionales por primera vez, creo que aunque vayas a la academia a pintar solamente geranios con acuarela semiescolar, todo el mundo necesitaría sentir lo que es pintar por un papel profesional de puro algodón, o utilizar pigmentos profesionales. Creo que es una sensación que todo el mundo amante del arte debería de poder disfrutar al menos una vez en vida. 

También he terminado ya de hacer las cajas de lo de la electrónica. Sé que hay muchas cosas que incluso ni siquiera he llegado a utilizar, tenía mil ideas para poder haber hecho tal y cual cosa, pero también pienso que las personas a las que creo que vamos a destinarlo, porque tú me has ayudado a decidirlo, creo que tendrán la misma oportunidad que yo tuve para poder sacarte de aquella casa infecta. Y si saben aprovecharla lo mismo que lo aprovechamos nosotros, puede que lleguen a ser felices y con un futuro. 

Cuando termine las fiestas te prometo que llamaré al almacén de Cáritas para que vengan a por tu ropa. Que aunque me resistí durante tanto tiempo la verdad es que estando dónde está no puede ayudar a nadie, y esto lo estamos haciendo para ayudar. 

Por cierto supongo que a través de mis ojos lo habrás visto, esa maravillosa mujer que compró el TACA y que tan jodida vida ha tenido también, me ha dado un bonito empujón hacia adelante, y yo se lo he agradecido mucho. Sé que el TACA la va a ayudar a tener un poco más de autonomía como te pasaba a ti, y al menos servirá para aliviar el dolor de su espalda, que como también leerías a través de mí, tiene los mismos problemas que yo con la columna pero ella es inoperable. Ojalá yo pudiera ayudarla con algo así, ojalá hubiera alguna posibilidad de poder ayudarla de alguna manera más. 

El lunes me llegaré también a correos a enviar lo de la electrónica, porque el martes tengo cita otra vez con Fermín para que me pongo otra inyección para el dolor, y aprovecharé el esfuerzo de llevar las cajas a correos, para coger luego una pequeña temporada de dos o tres días en la cama y que me haga un poco de efecto la mierda de las inyecciones. 

Perdóname no quiero ser tan mal hablado, te prometí que hablaría mejor y dejaría de decir tacos pero cuando me duele la espalda me es difícil, te juro que lo intento pero se me escapan, y cuando escribo mi cuaderno de bitácora sabes que es como cuando hablará contigo,nunca te mentí y no lo voy a hacer ahora. 

Ahora me tomaré un par de relajantes que me ayuden a echar un poco más para adelante el día, que probablemente me duerman si hay suerte, y asi de esa manera evitar pensar demasiado. 

He decidido cariño mío que el cuaderno de bitácora será mi llamada telefónica diaria. He decidido que sea un diálogo entre tú y yo, y si la gente lo lee espero que con su energía y la mía podamos llegar a ti, y que me escuches. Todo va bien mi amor, pese al dolor todo va bien. 

Pese al dolor y a los pesados de los vecinos de arriba claro, que parece que han venido 400.000 a pasar la semana Santa y eso que son marroquíes. Y si unos son ruidosos los otros lo son tremendo. 

Una última cosa, la vecina de al lado, la mujer a la que le entregaron el paquete aquella vez que no estábamos en casa, te acuerdas? lo han vuelto a hacer lo mismo. 
Otra vez se lo han dejado ahí en la puerta, es una mujer muy agradable. Vino y al traer el paquete me dio las condolencias, y se la veía afectada. Así qué date por saludada.

Mañana continuaré contándote cosas, y soy muy pesado ven y me lo dices, y así me haces una visita. 

Te amo vida mía. Te amo muchísimo.

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