cuaderno de bitácora jueves 22 de mayo del 2025
Hola.
No sé quién eres, ni si antes has leído algo del cuaderno de bitácora que edito diariamente.
No sé tu género, ni tus gustos, ni tu pensamiento, ni tan siquiera sé tu nombre.
No escribo para nadie en particular, pero siempre tengo en mi cabeza como interlocutora, a mi compañera y mejor amiga.
Intento tener un ratito cada día donde poder ordenar en forma de palabras, algunas de las cosas que me ocurren, que pienso, que veo, o que me imagino.
Por eso querido lector o lectora, tengo puesto a modo de protección, un aviso a navegantes, al inicio del blog.
Aquí se habla libremente de la vida, de la muerte, del dolor, de la tristeza, de la depresión, y del amor.
Habrá días en los que me leerás terriblemente dolorido. Si no quieres ser partícipe, estás en todo tu derecho de no leerme ese día. Si por el contrario compartes de alguna manera mi dolor, quiero que sepas que no estás solo o sola. Que hayamos perdido a alguien querido, bien sea humano, oh no, no nos hace más vulnerables a la tristeza. Yo creo que la tristeza es inherente al ser humano, y es uno de esos pocos sentimientos que junto con el amor y la felicidad son puros. Por eso hay que vivirlos a tope aunque duela.
Cuando nosotros empezamos el camino de la cuesta abajo, tuvimos entre comillas la suerte de un diagnóstico previo, con tiempo suficiente como para creernos capaces de hacernos a la idea. Si has pasado por ello, o en algún momento de tu vida te encuentras en la misma situación, sentirás las mismas sensaciones que sentimos nosotros. Y déjame que te haga un spoiler. Nunca estás preparado.
Te darás cuenta que de pronto tu vida pega un frenazo muy importante. Tú, que pensabas que eso solo pasaba en la casa de los demás, de pronto te das cuenta de que han llamado a tu puerta. Y puede que tengas "suerte" y sea una de esas condenas que se van alargando en el tiempo, y digo "suerte" porque dentro de lo malo, si tienes el amor al lado, siempre puedes tener una caricia más.
También puedes tener la suerte de que todo sea tan rápido como inesperado. Se te quedará la cara de idiota y probablemente la incredulidad no se te despeje por muchos años que pasen.
Hay diagnósticos y diagnósticos, como profesionales, y tal como decía mi abuela todos tenemos un culo.
A veces nos bloqueamos porque no sabemos muy bien que nos están diciendo en ese momento. Si... Te suenan las palabras, reconoces los síntomas, son personas a las que ya conoces, pero hay una especie de ceremonia básica en el rictus de una cara, cuando va a dar una mala noticia que descontrola de cierta manera, la capacidad de raciocinio de nuestro cerebro en esos momentos. Escuchas como dentro de una pompa, y aunque las palabras te llegan no se van almacenando cada una en el cajón que corresponde, sino que más bien se quedan todas metidas en una gran caja, que luego tú tienes que ordenar por ti misma o por ti mismo.
Yo llevo dibujando de mis cincuenta y tantos casi cincuenta años, y de ellos en torno a unos veinte años que empecé a especializarme un poco más en el retrato humano. Aparte de todo lo que es técnica, trucos y formas de hacer de cada uno, un retratista se tiene que meter dentro de la persona que va a retratar, y leer a través de sus arrugas, de sus expresiones, del brillo de los ojos, incluso de cada cicatriz. Porque todo cuenta algo. Algo que un retratista sabe es ordenar el cajón desastre de las expresiones faciales y colocar cada cosa en su sitio para buscarle un sentido.
Nosotros recibimos el diagnóstico por separado. Mi compañera estaba ingresada y yo después de las mil pruebas que le hicieron, y tras decírselo a ella primero, pase a un despacho como cuando en el cole hacías algo malo.
Cuando leí los rasgos de la cara a las tres personas, que estaban sentadas al otro lado de la mesa, me di cuenta que aunque son buenas personas,( y me consta porque a lo largo de los años hemos tenido muy buena relación), vislumbré una especie de representación de las cabezas de la Isla de Pascua. Gestos cuadriculados con un intento de guardar para sí mismos, la posible angustia que en un momento como ese cualquiera podría estar pasando. Y fue como ver tres personas con la misma cara. Distintos rasgos, distintos géneros e incluso edades, pero el ser humano tiene la capacidad de expresar de una manera muy parecida, ciertas expresiones (nunca mejor dicho), aunque nos separe una barrera cultural, diferencia de razas, edades o idiomas.
Todo rasgo humano que tiene una expresión determinada, para un momento o motivo determinado es igual para todos. Es fácil leerlo porque es una de esas expresiones no trabajadas, son puramente humanas y a la par animales.
Nosotros dos siempre hemos sido muy sinceros el uno con el otro, y antes que pareja fuimos amigos. Siendo compañeros seguíamos siendo los mejores amigos. Y ahora no tengo muy claro si he perdido a mí pareja, a mi compañera, amante, o a mi mejor amiga. Bueno en realidad sí lo sé. Ella era otro de esos maravillosos cajones desastre, donde todo está estaba mezclado y a la vez ordenado.
Asumimos el reto de una enfermedad larga, degenerativa y con subidas y bajadas. Ya éramos un equipo de por sí, porque la vida no nos había dado muy buenas cartas hasta ese momento,(también nos gustaba el humor negro) nos dimos cuenta que jugaba con baraja marcada. Pero aún así nos apuntamos a seguir el juego, porque nos debíamos una vida en común, y nos apetecía ser felices el tiempo que durara.
Por mi parte me volví un poco obsesivo, porque tengo la necesidad de saber. Siempre he sido así. Me sumergí en publicaciones médicas, estudios, tesis, tratamientos experimentales, tratamientos convencionales, incluso llegué a ver en alguna ocasión, tratamientos fuera de lo médico.
Cuando nos dio un poco de descanso el día a día, y pasamos de tener la preocupación de no saber si comeríamos o no esa es día, nos limitamos a vivir cada segundo. A veces no estábamos de acuerdo en todo, lo normal, pero en veintidós años jamás discutimos. Y teníamos una máxima. Jamás nos acostaríamos enfadados. Y que la sinceridad era la base común de toda esa lucha diaria.
Nos hemos amado como muy poca gente ha podido llegar a hacer. Llegamos al punto de compenetración tan grande que uno era el otro y el otro el uno. Pero por desgracia el tiempo sigue pasando aunque tú te quedes parado mirando por la ventana.
Sigo pensando igual que cuando la conocí. Algo dentro de mí me decía con total claridad, que mi motivo para haber nacido era el estar con ella. Vivir con ella, y amarla. Porque yo sabía que estabamos predestinados el uno para el otro.
Pero he aquí las cosas bonitas del karma y de la vida. Nosotros en su momento bailamos bajo la lluvia, viajamos en moto, reírmos a carcajadas como si estuviéramos locos, un día como otro cualquiera, ella me llevó de la mano a un lugar maravilloso que yo no conocía. Algo artístico que para mí siempre había aparecido diferente. El mundo del carnaval de Cádiz.
Que no tiene comparación con ningún tipo de carnaval conocido o desconocido. Y me empezó a meter el veneno en el ADN poquito a poquito, copla a copla, y año tras año.
Gracias a que las redes han evolucionado tanto, como para tener programas a la carta en directo, y al gusto de cada espectador, nos hicimos afines y asiduos al carnaval de Cádiz pero de manera "jartible". En mi casa todo el año era carnaval. Aunque compartíamos gustos y sobre todo pasiones, nos encantaba ese pequeño diálogo que se formaba, tras escuchar por enésima vez aquella actuación de la comparsa tal, o la chirigota cual, o el coro x. De cuarteto siempre estábamos de acuerdo en todo. Porque nos gustaban las mismas cosas el mismo humor.
Nos apasionaba el diálogo constructivo y la tertulia sobre artes y en particular sobre el carnaval de Cádiz. No tuvimos tiempo ni la suerte, de poder haber visto a alguna de nuestras agrupaciones favoritas en directo, primero porque vivimos a mil kilómetros de Cádiz, y segundo porque el tiempo se nos hizo muy corto, y al final aceleró más.
Pero mira tú lo que son las cosas! Que un día, una agrupación de nuestras favoritas, sacó un pasodoble que tal como terminamos de escuchar, nos miramos y automáticamente nos rompimos en llanto. Aquel pasodoble contaba nuestra historia, con una realidad casi desconcertante, porque aunque se sabe que todo depende de la interpretación de cada oyente, en ese caso las palabras eran casi la cruda realidad de nuestras vidas.
En el enlace de abajo puedes escuchar el pasodoble que te comento
https://youtu.be/EBcKcTo8Sso?si=zJvxxc9xp-sTl4Hw
Evidentemente la hicimos nuestra, con el permiso de el autor y de los integrantes de la comparsa evidentemente. Y esa fue creo la vez más cercana en la que tuvimos la certeza de que todo está escrito.
Gracias por haber llegado hasta aquí y de haber leído lo que mi corazón ha querido escribir. Querido lector o lectora, quiero que sepas que entre nosotros dos siempre ha estado una tercera persona leyendo y escribiendo. Mi compañera evidentemente. Y que para nosotros dos ha sido un placer poder compartir este pequeño cachito de nuestra vida, y la paciencia que has tenido de haber llegado hasta aquí.
Cuaderno de bitácora, seguirá escribiéndose diariamente mientras me lo permita la voz, la vista, o el tacto.
Prometí que cada día hablaría un poco con mi compañera. Incluso cuando estaba entre nosotros amenace con hacerlo, y aquí estoy cumpliendo mi palabra.
Post data:
Si por casualidad fuese esta la última página de esta publicación, quiero que sepas amiga lectora, amigo lector, que ha sido un verdadero placer compartir mis sentimientos contigo.
Si ves que ya no hay más páginas, es porque por fin, mi amor y yo nos hemos vuelto a encontrar. Así que discúlpame si no continúo con mis peroratas, pero es que estoy ocupado siendo de nuevo feliz.