cuaderno de bitácoras sábado tres de mayo del 2025

Buenos días amor mío buenas tardes amor mío buenas noches amor mío. Sea cuando sea que puedas escucharme o leerme.

Hoy tengo ganas de hablar un poco contigo. Está siendo un sábado complejo, y demasiado silencioso. 
Me he pasado toda la semana preparando las cosas como te he dicho, para poder conseguir un poquito más de espacio dentro de la casa, pararnos de sentirme Diógenes, es sobre todo para darle un poco más de sentido a la vida que me ha quedado. 

Tengo menos dolor de espalda, aunque bien es cierto que me estoy atiborrando de a analgésicos, duermo a deshoras, pierdo mucho tiempo intentando centralizar la cabeza, era puñetera aprednisona. Me ha vuelto a hacer coger tres kilos, y no son por si los tres kilos sino por la ralentización, esa molestia hormonal que no termina de quitarse, y que se quiere el momento que termine con el ciclo de prednisona el dolor va a estar otra vez ahí. Porque siempre estará ahí. 

Eso es un sábado atípico, uno de esos sábados en los que me da miedo ir a la sala, porque no quiero enfrentarme a tus pequeñas cosas. A tus pequeñas bolsitas, en definitiva a todo lo que te entretenía día tras día. Entiéndeme, sé que tengo que hacerlo. Es parte de mi obligación como marido, hacerme caso de las cosas de la persona amada, pero eso no quita el dolor que me provoca tener que hacerlo. 

Hoy mi amor, la vida no me está regalando relajación y tranquilidad. Yo intento volver otra vez a aquellos tiempos en los que mi vida era más o menos ordenada. Intentó volver al desapego total esos días en los que el espacio era más importante que lo que uno tenía, evidentemente no estoy para volver a dormir en el suelo, ni siquiera podría volver a hacer taichi, pero en cierta manera, sin querer despedir nada de lo que hicimos en estos 24 años, me gustaría volver a ser el hombre aburrido que era antes. 

Habla mi tristeza, y es mi alma herida la que acompaña estos comentarios. 
Nunca fuimos pareja aburrida mi tampoco siesa.
Siempre tuvimos motivos para la risa, 
Incluidos los momentos finales..

Desde el momento que coincidimos y nos acompañó el dolor, 
Hicimos de este un tercer compañero. 
Nunca nos negamos a su existencia ni le prestamos importancia,,
Pero aprendimos que una risa, un gesto, un beso, era suficiente para hacerle rabiar de envidia. 

Algunas personas me dicen que debo de olvidar y seguir mi camino. 
Nada les puedo decir porque no entienden lo que es rechazar el amor en busca de una paz ficticia. 
Es como aquella que nos llegó de los servicios sociales diciendo que si renunciábamos a los perros, tendríamos un año de tranquilidad en un alquiler de la iglesia. 
Nunca supo comprender porque no quisimos separarnos de un miembro de la familia. Por mucho hambre y penuria que estuviéramos pasando. 

Ya cuando la enfermedad se hizo fuerte, y los ganó de la mano, no tuvimos más ocasión que encontrarle su lugar al que fueron llenos de amor. Donde vivieron llenos de amor, y donde estoy seguro de que si yo hubiera fallecido, su amor y el nuestro serían plenos, pese a vuestro dolor y recuerdo diarios. 

Hicimos una gran familia. Tú y yo contra el resto del mundo te acuerdas? Es vestida dos y les poníamos en el gorrito y la pajarita y la corbata cuando ojo llegaba a la Nochevieja, y ellos sabían que aquello era especial. Y se mostraba más felices. 


Cuando yo tuve la mala suerte de caer de aquella escalera, creyendo que había ido a parar a una vez las empresas humanas que se preocupaba de sus trabajadores, cuando yo permanecí durante un mes ingresado a 150 kilómetros de ti, y recibía solamente noticias falsas de los servicios sociales de la empresa, sobre unos cuidados que jamás te llegaron, y me obligue a mí mismo a pedir un alta y voluntaria sin siquiera poder plantar los pies en el suelo, porque sabía que si tú fuera así al llegar a casa a recogerlo cadaver, de como aquellos que se suponían cuidadores míos de la Quirón, respiraban con alivio porque por fin tenían una cama libre. Y un problema menos. 

Cuando me llevaron el ambulancia libre depositaron en el colchón sin poderme siquiera mover, mi dolor era tal, el físico desapareció para volcarme en el dolor que mis ojos transmitían a mi cerebro. 
Cómo se puede permitir que una persona totalmente dependiente estuviera malviviendo durante un mes sola, comiendo lo poco que le podían traer los vecinos, malviviendo como si fuera una rata, perdiendo todo el peso del mundo, y y que gracias un ángel en tierra,gracias a ese maravilloso médico de cabecera que se preocupaba de salir de su cubículo a visitar aquellos no os podíais mover. Gracias Pepe, que bien pudiste estar retirado desde hacía muchos años, que siendo  presidente del colegio de médicos, hiciste por tratar a mi mujer, lo primero como una persona en los segundo, el enorme cariño que le transmitiste.

Desde aquí querido amigo Pepe Borrell, mayor agradecimiento. 
Tampoco me quiero olvidar de ese gran profesional que es el doctor Cegoñino, y la doctora Miranda.
 Las personas que en todo momento los nos dijeron, la verdad de lo que esa maldita enfermedad traía consigo.

Gracias a Pepe Borrell en cuanto yo llegué del hospital de Quirón, una ambulancia recogió a mi mujer y se la llevó casi a vida muerte, por su ces-nutrición y su agotamiento. 
Yo quedé allí agarrándome a la soledad y era incapacidad de no poder moverme, para poder estar a su lado. 

Me consta que todos se hicieron lo necesario, yo hice de tripas corazón y arrastre la columna como pude para conseguir ponerme en pie y lidiar más tarde poder acompañarte del proceso de recuperación. Bien es cierto que me llevé un gran rapapolvo, por parte de Cegoñino, por haber permitido que hubiera llegado a un estado tan deplorable. El al escuchar nuestra odisea de aquel mes, y la palabra Quirón, ya lo hizo molestarse más.  Aquellos le aclaró mucho.

De la supuesta empresa que iban a hacernos todos los favores posibles por tu estado de abandono y por mi lesión grave de la columna vertebral, solamente volvimos a escuchar cuando arrancaron con todo el material que les podría perjudicar en caso de que yo denunciara. 
Ahora sí mantuve mi palabra y alquileres una apartamento cerca de la propia empresa, a más de ciento cincuenta kilómetros de donde vivíamos, porque mi intención siempre fue arreglar esta columna vertebral, agarrarme a la promesa que me hicieron de trabajo continuo tras pasar por este proceso. 
Dos años más tarde y un juicio a su favor, me dejaron inútil, y capaz de volver a trabajar en mi profesión y otras muchas, por culpa de un material que estaba en mal estado y del cual yo me quejé en varias ocasiones, y todo gracias a que yo tenía un abogado que ni siquiera era laboralista. 
Aquello coincidió con la época covid y ni siquiera tuvo la santa decencia de pedir un tiempo prudente para poder reunir todos los datos necesarios, y así poderme defender con la libertad y la igualdad que todo ser humano ante la ley se supone que tiene. Una semana más tarde de aquel juicio que evidentemente perdimos, que además de la peor de las maneras porque se nos cerraron las puertas a poder volver a presentar un alegato sobre el mismo, llegaron las pruebas de la unidad del dolor del Miguel Servet de Zaragoza. Donde el especialista de la unidad de dolor dictaminaba claramente mi hernia causada por el traumatismo, vio otra producción también causada por el traumatismo, pérdida de líquidos en los discos intervertebrales por la presión causada por el golpe tan grande que tuve al caer de casi seis metros, y como única respuesta y dado que ya me habían hecho rizo lisis y siempre habían hecho infiltraciones previas que no habían servido absolutamente para nada, era pasar por quirófano, soldar esas Bell vértebras dañadas, intentar meter un disco allá donde ya no existían, y cruzar los dedos porque los daños serán importantes, y nunca sabría cómo íbamos a quedar. 

Mientras de los de Quirón nunca más supe. De la señora aquella que se hacía cargo de los servicios sociales de los enfermos de la Quirón, jamás supe nada más. En primera instancia se suponía que se acercaría a facilitarte los medios necesarios para tu subsistencia como un ser humano, al ver que pasaban las sábanas y nadie hacía nada, yo desde la distancia me puse en contacto con Cruz roja, a la que dediqué varios años de mi vida, y recibí buenas palabras pero ninguna acción por su parte. 

Gracias gracias de corazón a Pepe Borrell, a todo el área de antropología del hospital de Huesca capital San Jorge , conseguiste salir de aquella pese a que te produjo gran daño. 
No volvimos a pisar aquella casa infecta que te iban matando poco a poco, y en su lugar vía telefónica y como podía hice el transporte, a pocos metros de la empresa que se supone que me iban a contratar cuando estuviera bueno. A pocos metros de el lugar donde yo pensaba que había gente humana. Lugar por el que no he vuelto a pasar, porque mi dolor crónico, y ahora  tu perdida, lo que provocaba más que dolor y ganas de quemarlo todo. 

Aún así tuvimos suerte de encontrar gente maravillosa, como Ana de los servicios sociales, que los arregló en cuestión de meses, lo que durante más de cuatro años habíamos solicitado por activa y por pasiva en el otro lugar. Trabajadores sociales que se supone que ayudan a la gente, y que no nos decían más que que cobrábamos demasiado que tendríamos que tener menos dinero del que nos ingresaban. A pesar de que tu yerdo te podías volver. 

Cuatro años tardaron en hacerte la valoración en la que acabaron con un ochenta y seis por ciento de discapacidad , cuatro años en los que en el tribunal médico, aquel doctor por vergü, desvergüenza, o incredulidad , se tapaba la cara cuando le dijiste que ya llevabas cuatro años en silla de ruedas, solicitando una ayuda para poder respirar, una máquina que poder utilizar para sacar el oxígeno que tu cuerpo necesitaba. 

Graciasa Ana, no solo te pusieron la máquina para respirar, si lo que además consiguió que te dieran la ayuda económica que solicitaste a cuatro años, de los cuales tres ya no te correspondían porque habían prescrito. 

Gracias a nuestro maravilloso médico de cabecera Fermín, que por vocación realizo la labor magnífica, tú tuviste todos los cuidados necesarios, y yo tengo la suerte, de poderme enfrentar al dolor de tu perdida, más s con un amigo que como médico. 

Gracias a Fermín me estoy tomando esta situación como una segunda oportunidad, pudiendo ayudar así a la gente pese a mi dolor, y aunque no te voy a decir que es mentira que no piense el suicidarme cada día, ha causado en mí esa sensación de culpabilidad, en la que no podría hacerle eso a alguien que se está preocupando de verdad primero de ti y luego de mí. 

Hoy mi amor necesitaba más recordar que apenarme por lo ocurrido.
Hoy bichito mío sería uno de esos días pegajosos en los que lo dejaría de abrazarte y besarte. 
Porque mi cuerpo mi alma y mi ser me lo piden,
Y por qué necesito sentir que sigues ahí conmigo. 

Hoy mi amor la carta es larga, porque ayer estuve haciendo cosas y hoy tengo el cuerpo valdado. Cuarto te echo de menos vida mía. Cuánto me puede llegar a doler el alba por tu ausencia, es a veces insoportable vivir sin escucharte, sin esperanzas, sin nada más que tus recuerdos. 

Hoy amor perdóname, si mi dolor no te hace sentirte bien allá donde estés leyendo esto, pero no puedo evitarlo porque solo hay una parte de mí que hecho en falta, y es hacer trocitos que te llevaste dentro de tu corazón y que más recuerda cada día que tú y yo somos uno. 

Mañana estaré mejor. Vayan a probablemente ese trocito pero consigas mandar en un sueño, acompañado de un beso acaricia, me llegará de alegría y pondrá de nuevo una sonrisa en mi cara, porque seguro que allá donde tú estés, allá que voy a ir yo. 

Te amo con todo mi alma. Y los te apenes por sentirme hoy debajona. Hasta que nos volvamos a ver, van a ver muchos días así. Yo ya no me juzgo, yo ya no me culpo, simplemente la pérdida requiere de su tiempo, y aunque jamás volveré a ser el mismo, he decidido que mi vida era dedicaré a mi único amor que me queda, seguiremos creando arte, te lo seguiré dedicando a ti, y quién sabe, es como Juan Carlos con Martínez Ares, bandame la inspiración que ahora mismo se me da regular, y y que cuando llega el momento de que tu maravillosa obra de punto de cruz que me hiciste con tanto amor y trabajo, cobra mi cuerpo, te iré a buscar allí por tu barrio. Y ojalá esto los permita tener la vida de amor compañía, y alegría quisimos tener con una familia de dos tarados y cuatro peludos. 

Saluda a todos cuantos hay acompañándote, un abrazo muy grande Alex, un beso había dado, a mis abuelos ya sabes cuales, y a mi padre. 
Y diles que todo va como el culo por aquí abajo. Es muy pronto habrá ahí arriba hoverbooking. 
Te amo vida mía. 

Perdona por no corregir el texto. No me siento con ganas.




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