Nueva puesta de largo del cuaderno de bitácora, lo celebramos con un poema.
Aprovechando mis problemas con el sueño,
suelo levantarme ha deambular.
A veces simplemente recorro el suelo,
y otras el alma me obliga a dibujar.
Si es por salud que me lo dicen en el consultorio...
Que en algo me tengo que distraer...
Y a medida que me convierto en un vejestorio,
más momia aburrida llego a ser.
A veces me da por navegar en silencio,
y a sabiendas que todos dormís a pierna suelta,
para distraer un sufrir que evidencio,
doy mil vueltas por las plataformas de ventas.
Ya se sabe que en ocasiones compra uno por aburrimiento.
Le das vueltas, y vueltas, a tanta tontería y drama,
son muchas las veces que al darle al botón me arrepiento,
así que acabó apagando el móvil y yéndome derrotado a la cama.
Pero en ocasiones suena la flauta aunque el burro no sepa soplar,
y aparece algo que te da un toquecito de amor.
Sueles encontrarlo perdido donde nadie lo puede encontrar.
Algo que te llama acariciando el corazón.
Así llegaron a mí pequeños cofres del tesoro,
que guardo en mi propio cuerpo y me dan calma.
Pequeñas cositas que adoro,
donde llevo junto al corazón y cerca de mis labios, su alma.
Cada uno lleva una historia preciosa.
La pulsera es piedra de volcán junto a su apodo cariñoso.
Y el colgante tiene tres cosas asombrosas,
que si no fuera porque está todo escrito formaría parte de lo misterioso.
Es otra urna que encontré de pura casualidad,
que lleva abrazada una amatista "borada, boradita",
Su color favorito. Tal vez las cosas del azar,
Algo más para recordar que era muy bonita.
Y además es una lágrima de oveja negra,
que para más inri de nombre lleva febrero,
pequeñas cosas que a mi alma alegran,
porque para mí no hay mejor manera de decirte cuanto te quiero.
Y el carnaval nos abrazaba aún desde la distancia,
haciéndonos partícipes de la pasión, del arte y del amor del poeta.
Riendo, llorando, soñando y olvidando las circunstancias,
ante el fuego fui tu muñeco astillado y tú mi amada marioneta.
TE AMO VIDA MÍA.