Es probable que seas tú la que me esté hablando a través de lo que veo_ Cuaderno de bitácora

Puede parecer que estoy pasando algún proceso paranoico psicótico, que pueda ser causa de la falta de alimentación, o que simplemente es cierto lo que siempre he creído. 

Hoy tengo un dolor de cabeza bastante agudo, pero quiero utilizarlo para poder intentar llegar a lo más profundo de mi propio pensamiento. 
Hoy amor mío quiero compartir contigo una catarsis de pensamiento que tengo, que probablemente sea para algunos de los que nos pueda leer una soberana estupidez, pero voy a intentar llegar a la raíz de lo que guardo dentro de mí en el interior de mi cabeza, relacionado con el amor contigo y con nuestra vida. 

Tú conoces perfectamente mi vida, y todos los diferentes caminos que he ido tomando a lo largo de ella. Sabes cuando me equivoqué y cuando acerté. Sabes tanto de mí como yo mismo. De la misma manera que yo sé tanto de ti como tú misma. Y aunque quisiera darle a este pensamiento, a este diálogo entre tú y yo un poco de orden, sabes que yo para el orden soy un puñetero desastre. 

Siempre he vivido más por el impulso, por el sentimiento, por la experiencia, a lo largo de toda mi vida hasta que una obligación como es una enfermedad degenerativa, te enseña una lección de orden y concierto, (que nosotros llamamos intendencia), porque ante cualquier situación sorpresiva o de una inesperada reacción en la vida, tuve que aprender a hacer un guion previo con todas las posibles respuestas a todas las posibles preguntas, que nos surgieron a lo largo de tu enfermedad. Y como todo era cuestión de vida o muerte, y yo egoístamente te quería viva a mi lado, para poder seguir disfrutando de ti y de tu amor, por eso tenía yo es el listado tan grande en mi cabeza de cosas que había que hacer sí o sí, y la importancia que era llevarlo todo bien ordenado. 

Salvo lo que era propiamente mi vida aparte de ti. Porque todo lo que yo he vivido lo he vivido a través de ti, y me siento orgulloso de ello. Porque me has hecho la persona más feliz del mundo, solo a la altura espero que tuya. Lo demás como siempre una vida desordenada dentro de un cajón desastre.

Yo amor mío ya sabes que en mi cajón desastre nunca tuve inicio ni final. Simplemente ni dado que funcionaba por impulsos, agarraba fuertemente ese impulso y lo estudiaba, escudriñaba hasta que lo entendía por completo y luego, generalmente iba como otro trasto más al cajón desastre. 

Pero ahora quiero llegar a explicarte la importancia que tiene para mí es ser revoltijo de cosas, que guardo en mi vida desastrosa, dentro de un maravilloso cajón desastre de amor.

Simplemente se van acumulando las cosas ahí, y cada una ocupa el espacio que determina su volumen. A veces cogemos y hacemos por intentar ordenar un poco ese cajón desastre, pero lo único que hacemos es colocar las cosas en un orden diferente o simplemente las movemos. Puede que tengamos suerte y con ese movimiento encontraremos también algo de hueco para un nuevo desastre, un nuevo recuerdo, una nueva sensación. Pero nos negamos de manera casi acumulativa, como un Diógenes cualquiera, a deshacernos de cualquier objeto, recuerdo, pensamiento, vivencia, aroma, en definitiva cualquier cosa que hayamos querido meter en nuestro pequeño cajón desastre del amor.

Siempre que se empieza una relación hay un proceso químico que ayuda al acercamiento.  No dejamos de ser animales y como tal tenemos nuestras épocas de celo. Y a veces pasado ese celo, vemos que no queda nada salvo puede que cariño. Pero la mayor de las veces, al pasar el proceso del celo simplemente nos queda el hastío, la indiferencia, y a veces hasta el odio y el asco. 

Cuando tenemos una relación de ese tipo, cerramos ese cajón desastre, algunas veces con alivio, otras con un poco de añoranza o tristeza. Pero sabemos que tras ponerle el precinto, y apilarlo junto a los distintos cajones, que hemos ido acumulando a lo largo de nuestras vidas, ese apartado se queda ahí junto con todo lo demás en un hueco, recóndito, apartado y generalmente oscuro de nuestra mente. 

Algunos de ellos llevan en su interior guardados desde hace muchos años, pequeñas historias que en realidad nos han hecho llegar a ser lo que somos. Si mirásemos con detenimiento las distintas marcas que hemos puesto para identificar esos pequeños cajones desastre o etapas de nuestra vida, veríamos como  hemos ido aprendiendo, a veces de manera cruel y dura, y en otras de una forma plácida y agradable, una serie de lecciones, que en definitiva forman parte, de la experiencia propia de nuestras propias, absolutas y únicas vidas. 

Todos venimos de fábrica con una única y diminuta caja. Una caja diferente. Un cajón desastre brillante, transparente, puro. Un cajón que todos llevamos dentro desde el mismísimo momento en que se junta la bioquímica y la electricidad. Y después nacemos.

Ese cajón está hecho de lo mismo que nosotros. Nació de nuestra energía primaria, y por tanto tiene el mismo ADN que nosotros.  Es el cajón de sastre del amor.

No todo el mundo tiene suerte de ir metiendo cosas en ese cajón primigenio, porque ahí solamente se meten cosas verdaderamente importantes. Cosas que no tienen otro lugar donde poder guardarse, ya que forman parte de un gran puzzle y a su vez son una pieza indispensable del gran tesoro que a todos nos gustaría poseer. 

Empezamos con cosas pequeñas, puede que incluso pudieran parecer migajas sin ningún valor. Mínimos recuerdos, expresiones, un olor, una sensación. Y poco a poco se van formando historias, se van creando momentos complejos con sus inicios, sus finales... 

Entonces nos damos cuenta que todas esas historias, recuerdos y vivencias queremos que formen parte de una vida en común. No se enamoramos de esas personas que también tienen su propia caja especial, y con las paredes de nuestra caja junto con las paredes de la caja de esa persona a la que amamos formamos un cajón desastre del amor más grande y amplio para poder meter muchos más recuerdos y vivencias.. 

En ocasiones incluimos dentro de esa enorme caja de amor no solo objetos y recuerdos sino también personas. Proyectos de personas que nosotros mismos diseñamos y fabricamos. A los que les damos gran parte de nuestro espacio aunque para ello tengamos que arrinconar muchos de nuestros recuerdos y experiencias.

 Y esas personas no vienen como dicen en los dichos con un pan debajo del brazo, pero si traen escrita una lección que tenemos que aprender a comprender. Acaban generalmente convirtiéndose únicamente en amor, que si la vida es fructífera, es como un recuerdo que se va alimentando día tras día, y actualizando a cada momento. 
Cuando  la persona que aportó esa extensión, esa nueva amplitud de tu cajón desastre del amor, termina por abandonarnos, nos deja en su lugar y su espacio, una carga importante de dolor, vacío, frío, y desesperanza. 

Cuando esa parte importante se va, y sabes que es ley de vida que su vuelta sea imposible, buscas el mejor precinto que puedes encontrar, y en ocasiones incluso adornas tu cajón desastre del amor, con un precioso lazo de esperanza. Y no lo llevas al rincón oscuro junto con los otros, sino que lo pones delante de ti, allí donde tu permanezcas siempre, para poderte sumergir tantas veces quieras en los maravillosos recuerdos que contiene. 

Hay personas que trás cerrar ese cajón que contiene la esencia del amor,  con todos sus recuerdos y vicisitudes de la vida que ha creado, se dan cuenta, que el destino les ofrece una siguiente oportunidad. Evidentemente la caja resultante al unir de nuevo tu caja con la de la otra persona nueva, te das cuenta que no es igual. 
Puede que tenga otra forma o que simplemente se acople de otra manera, aunque también tenga esa misma esencia de amor que tenía la otra.

 Incluso pudiera ser que esa caja fuese mejor, más primigenia todavía, o que simplemente nos hubiéramos equivocado pensando en guardar aquellos recuerdos en nuestro cajón desastre del amor, cuando en realidad (aunque tampoco es algo que almacenar en ese rincón oscuro donde almacenamos los otros), el nuevo amor nos aporta más que el anterior.

Entonces tomamos la determinación de vaciar aquella caja primigenia y maravillosa, volcando todo lo que contiene o por lo menos la mayor parte de su contenido, en esa segunda caja con menos valor pero importante para nosotros. Esa segunda caja generalmente le damos un espacio principal en nuestras vidas, y nos observa como un cuadro encima de una gran chimenea en un salón. No es que sea un trofeo puramente dicho, pero si es algo a lo que realmente le tenemos cariño. 

A la relación nueva le aportamos unas nuevas paredes para formar una nueva caja desastre del amor. De ahí viene la frase el primer amor nunca se olvida. Pero considero que el amor al igual que el oro y otras cosas tienen distintos grados de pureza, cuanto más puro es, más primigenia y pura es la caja en la que lo guardamos.

La vida te enseña que todos anhelamos lo mismo, y tenemos un periodo determinado para poder encontrarlo, antes de que la desesperanza nos alcance. Si esta desesperanza se hace cargo de nuestras vidas, generalmente no vemos los objetos maravillosos que pasan por delante de nosotros sin ser metidos en esa caja desastre y  preciosa que guardamos con tanto celo y cariño. Porque la desesperanza es como un velo muy tupido que nos quita de la vista todo lo relacionado con el cajón desastre del amor. 

Dicen algunas personas que la esperanza es lo último que se debe de perder, y como la esperanza es lo contrario a lo que cubre el cajón tan preciado, la esperanza y el amor siempre forman parte de lo más preciado que tenemos. La esperanza, el amor, la ilusión, la alegría, la tristeza y el dolor, son también partes fundamentales del ADN que nos forma desde el principio. Son sentimientos que tienen cada uno sus propios cajones desastre. Sentimientos que algunas personas simplemente no recuerdan o no quieren recordar, y por eso guardan esos cajones desastres en esa zona oscura y alejada del cerebro junto con las otras que no quieren ver. 

Yo creo mi vida, que una persona cuando llega su momento de rendir cuentas consigo mismo, (porque como bien sabes, creo en la energía, creo en él magnetismo, y creo en las frecuencias). "Pero no creo en un Dios creado por el hombre". 
Le doy todo mi respeto a las personas que tengan algún tipo de convicción, bien sea religiosa bien sea de cualquier tipo, que utilicen para responderse la pregunta de porque estamos aquí ahora y en este momento, y somos seres que funcionamos de manera autónoma. Traducido el sentido de la vida. 

Para mí el sentido de la vida viene determinado por las leyes físicas de la electricidad y de la química. Ya que la electricidad conlleva todo lo que es el apartado energía, junto con todos los demás variantes que unificados forman algo tan monstruosamente gigantesco, como el universo completo que nos rodea, o algo tan increíblemente diminuto y útil, como una neurona. Yo me explico así la vida. Y de esa manera me entiendo y la entiendo. 
Por otra parte también tengo la convicción que la utilidad de la electricidad, es nacer, realizar una función sea lo que sea, y luego transformarse en otro tipo de energía.

Ya no es solo que crea que funcionamos eléctricamente como si fueramos una tostadora, (ya que en realidad es así) solo que esta tostadora que ahora mismo escribe este texto, tiene un cerebro que también funciona con de electricidad, capaz de conseguir hacer más cosas que simplemente tostar rebanadas de pan. 

Entiendo que cuando la energía de nuestro cuerpo se consume, es totalmente necesario que ese cuerpo alimentado de esa energía pase a ser simplemente el carbono del que está construido. Por otra parte la esencia de ese cuerpo, es decir todo lo que hace que ese cuerpo sea como es, se comporte como se comporte, y tenga las vivencias que tiene, son algo que a mi entender se almacena como los discos duros de un ordenador. Como bien he dicho en distintas cajas distintos departamentos, que tienen su propia ubicación en nuestra modesta pero a la vez tan compleja computadora cerebral. 

Y yo no creo en la reencarnación. Es decir, no creo que volvamos a ser de nuevo otra persona, por lo tanto me perdonarán los budistas que así lo creen pero yo aunque comparto muchas de sus creencias, la renovación del alma en otra persona no es algo que yo crea. Por el contrario y a medida que voy alcanzando un proceso más profundo de conocimiento de mí mismo, sí creo que nuestro cerebro a través de nuestros espacios no utilizados (o no utilizados de maneras conscientes), puede que tengamos la capacidad de hacer una especie de backup, una transmisión de nuestros propios pensamientos, vivencias, y en definitiva la esencia de lo que somos y podamos transformarlo en por ejemplo frecuencias. Ondas que podamos transmitir.

Creo que cuando llegamos a ese momento que como yo había dicho, tenemos que rendir cuentas con nosotros mismos, es el momento de la gran mudanza. A todos nos agobia una mudanza. Máxime cuando tienes que dejar cosas muy importantes detrás que no puedes llevarte porque simplemente no tiene sitio. Cuando tenemos que elegir qué cajas queremos llevarnos es probable que solo podamos portar una o dos si me apuras. 

Ahí es donde la gran mayoría de las personas que han vivido el amor verdadero y han guardado en ese cajón desastre dorado y precioso, no sufrimos con la mudanza. 

Esa es la diferencia entre morirse cubierto con el velo de la desesperanza, o por el contrario morir con toda la esperanza del mundo.

Por eso yo no le temo a la muerte.
Porque la comprendo como la obsolescencia programada de mi propio cuerpo. 

Siempre he creído que el diseño que nosotros tenemos por mucho que lo intentemos, no se va a poder actualizar en un diseño nuevo. Podemos crear nuevos diseños evidentemente.( los llamamos hijos), y les procuramos no solo la mayor parte de nuestro saber si no a que tengan también la mente suficientemente abierta, como para poder almacenar muchas cajas de experiencias en su vida. 

Les decimos cuando les vemos sufrir por su primer amor que no saben lo que es el amor. Cuando lo que deberíamos de decirles es que tal vez ese amor acabe siendo una caja olvidada en el fondo más oscuro del cerebro. 

Cuando mi cerebro haga la transferencia completa de todos sus datos, para ser de nuevo reutilizado en carbono, siempre se quedará una orden en stand by. Una orden que como frecuencia saldrá a la búsqueda de otra frecuencia que en su momento también formó mi cajón desastre del amor. 

Y así es como yo concivo la vida, la muerte, el amor, e incluso el tiempo. 

Ahora que me ha tocado el tiempo del sufrimiento, porque parte de mí se ha marchado antes que yo, me tomo mi momento para hacer un reseteo de lo que tengo y de lo que soy. Y aunque es evidente que el sufrimiento y el dolor es parte del duelo de una persona al perder al amor de su vida, ese sufrimiento es también parte del tiempo y por tanto una experiencia. 

No desaparecerá hasta el momento que yo rinda cuentas. Y entonces libremente me desplazaré como una onda, con la libertad que te eso te permite, y llevando mi cajón desastre incompleto  en forma de onda herziana y a lomos de una onda portadora, sé que por magnetismo mi caja de amor, encontrará a su polo opuesto que partió antes y que seguramente, este esperando también como una onda la llegada de su mensaje y volverán a acoplarse de nuevo. 

Este concepto también lo puedo aplicar a lo que podríamos llamar como alma. Se puede llamar de la forma que uno quiera.

Hoy me he extendido mucho, porque a veces el cerebro me deja llegar en profundidad a lo que siente (el alma). En esos momentos que tengo la claridad de poder encontrar las palabras necesarias para poder expresar, la profundidad a la que he llegado en ese momento en ese preciso instante dentro de mi capacidad mental, siento que es como si estuviese escribiendo una copia de seguridad, que sé fehacientemente, que va a ser destruida y de la que no va a quedar absolutamente nada, una vez que haga mis cuentas. 

Sin embargo mi mensaje (mi alma), perdurará a lo largo de la eternidad. Porque las ondas se pueden desplazar a lo largo del tiempo tanto como quieran. 

Esta es mi reflexión de hoy amor mío y mi aportación al cuaderno de bitácora. Tengo tengo por desgracia un enorme dolor de cabeza que ahora mismo voy a intentar aliviar con alguna cosa que me ha ayudado a dormir aunque sea las siete de la tarde. 

Te quiero amor mío. Ojalá el mensaje te llegue. Porque pongo todo mi alma cada vez que hablo contigo a través de este pequeño blog. 

Ya queda menos mi vida para que volvamos a estar juntos.

Entradas populares de este blog

he decidido irme.

no es cuando yo me vaya. es. que ya me he ido._ cuaderno de bitácora

cuaderno de bitácora. lunes catorce de abril.