No soy capaz_cuaderno de bitácora
Te hablo desde la tristeza.
Desde la propia distancia y tal vez el silencio de alguien que no puede hacer cambios en su vida.
Actualmente todo es un desastre. Todo se ha ido por el sumidero. No hay nada nuevo que poder aportar ni nada antiguo que poder rescatar.
Ayer de nuevo me puse a prueba porque aunque no puedo, intento seguir luchando por vivir. Y reconozco que fui ventajista porque lo hice desde el gusto y la ilusión que tenía antes, y retomé una aventura que quería haber acometido con mi maravillosa compañera.
Fui a un lugar donde tenía puestas muchas, muchas expectativas. Un lugar donde pensaba que las respuestas que iba a obtener serían más positivas de lo que realmente fueron. Me sometí a un esfuerzo físico y psíquico que me fue casi imposible de superar, y fue tal el desastre y la situación ha sido tan caótica, que creo que he bajado un par de escalones o tres más.
Ya sabéis que he estado preparando esta aventura desde hace tiempo.
He preparado en mi vehículo y mi propio cuerpo y pensamiento, para poder afrontarlo con todas las garantías de poder sacar por lo menos una respuesta. No tengo muchas preguntas solamente tengo una y la respuesta que saco de ella es totalmente negativa.
Salí de mi zona de confort con muchos juguetes, para poderme entretener en el caso de que no me encontrase bien. Juguetes de mi vida pasada que en su momento me facilitaron mucho encarrilar mi desastre mental. Hice todo lo posible por minimizar al máximo los objetos que llevar, para no utilizarlos como mero entretenimiento, si no como modo de experimentación para auto analizarme. No tenían que tomar el papel principal como objeto principal y como importancia principal, sino que deberían de haber sido una vía de comunicación entre mi cerebro y mi corazón, saliendo desde el punto de protección que tengo cuando me escondo como ahora.
No no ha salido bien. Y no ha salido bien por una sola cosa. No ha salido bien porque no estaba quien yo quería que estuviera para compartir ese momento, esa aventura. Los juguetes ni siquiera llegaron a salir de su caja.
Todo lo que podía haber sido algo bonito y revitalizante se convirtió en un caos casi absoluto.
Situaciones caóticas y casi trágicas que no supe gestionar bien. Todo estaba puesto como en una mesa de ensueño, todo formaba parte de un maravilloso decorado que en cualquier situación habría resultado ser maravillosa, y un recuerdo increíble que sería comentado miles de veces con la misma ilusión y alegría que otros muchos recuerdos vividos.
Pero aunque el decorado era precioso y la mesa estaba muy bien vestida, comer solo es triste.
Recuerdo tras una odisea bastante agobiante y llegar al punto de donde supuestamente iba a relajarme, e intentar retomar o por lo menos hablarme a mí mismo desde el punto tranquilo.
Mi primer mi primer fallo fue planificarlo todo como si ella viniera conmigo, porque me veía obligado a planificarlo todo cuando mi amor venía conmigo. Tenía que ir siempre un paso por delante de su enfermedad para evitar vales mayores.
Ese fue el primer fallo. No dejé paso a la importancia que puede tener la improvisación. Tampoco tengo yo la cabeza y el cuerpo como para andar improvisando demasiado. Y bueno digamos que llegué al culmen de la resistencia mental que tenía.
Me encontraba tan fuera de lugar (pero ya no por estar fuera de mi zona de confort ) si no fuera de lugar en general.
Miraba a mi alrededor y había gente que simplemente estaba, que era lo que yo quería hacer. Estar y punto.
Había gente paseando los perretes, muchos metidos en sus caravanas y en sus vehículos Camper, hablando de sus cosas, diferentes idiomas, diferentes risas. Ese olor a la naturaleza limpia, a mar... Todo decía aquí hay paz y calma. Este es un sitio idóneo, donde poder empezar a ser tú mismo de nuevo, y a volver a vivir si quieres hacerlo.
No tarde demasiado en volver a arrancar el coche y marcharme. Se hizo la guerra dentro de mí.
Pensé incluso que hubiera sido buena idea haberme llevado toda la farmacopea que tengo por ahí guardada, por si en un momento dado me daba el bajón tan grande como para decir aquí me van a encontrar. Y el que quiera me identificará rápido. Luego todo es cuestión de saber si tengo no tengo testamento y que arranque todo el proceso del crematorio y demás, no? Llegué a a pensar incluso eso.
Y aunque aquella era una forma de vida que era uno de los nuestros sueños mientras vivíamos, el disfrutar de la vida, disfrutar de los lugares más apartados y más bonitos que pudiéramos encontrar en la naturaleza. Aquello para nosotros era lo que siempre habíamos deseado. Pero claro, la palabra que falta en esa frase es juntos.
Juntos es el kit de la cuestión. Y todo se transformó de repente en un decorado de película de cartón piedra. En el que yo era capaz de ver los hilos con lo que estaba todo sujeto, los tornillos y la cola que mantenían esa especie de sueño o de ilusión agarrada con pinzas.
Volví a duras penas. Os confieso que fue muy, muy, muy difícil. Tuve que enfrentarme a la lluvia, la oscuridad, carreteras en obras, desvíos que lo había por accidentes que se habían provocado, cuatro horas de viaje de vuelta, y un horrible dolor de espalda que no me sirvieron absolutamente para nada.
Cuando llegue a casa destrozado de todas las maneras posibles, miré mis fármacos que son los habituales, y volvía a tener otra vez ese momento de incertidumbre en el que pensé, tarde o temprano vas a acabar haciéndolo. Porque el camino elegido para llegar a donde quieres se te está haciendo enormemente cuesta arriba.
Primero porque la inanición no es fácil. Hay una lucha continuada entre sentido común y el sin sentido de no comer, que ahora mismo están peleando en mi cabeza a muerte. Nunca mejor dicho.
Y una de las principales batallas que hay es la de poder y no querer terminar de la manera fácil. De la manera indolora.
No sabéis lo fácil que es para una persona que tiene los mismos deseos que yo, dejarse llevar por la desesperación del momento y hacer acopio de todo lo que tienes y dormir simplemente. Dormir y no volver a despertar.
Os voy a contar una cosa que no tiene nada que ver con este proceso que he tenido actual. Un proceso que voy a dejar un momento de lado para comentaros otra cosa y a la par para que veáis lo importante que puede llegar a ser el arte, como medio de transmisión de sensaciones. Y como si te golpea una obra en el momento oportuno y en el lugar correcto, puede desmoronar por completo cualquier construcción por muy fuerte que tú puedas hacer.
En mi anterior escapada a la búsqueda de paz interior, llevé varios objetos para donar a una protectora de animales, y tras volver hice un alto en el camino para poderme meter en el museo del dibujo en Sabiñánigo. Era uno de esos lugares que nunca había visitado y que por mi vocación y por mi forma de vida dedicada al arte durante tantos, tantos años, tenía interés por saber que se escondía dentro de esa cueva, que tanto se anunciaba al paso nuestro cada vez que íbamos a comprar. Porque nosotros vivíamos cerca y compramos en esa localidad.
Había salas que yo no pude entrar, porque eran difíciles para una persona que como yo tiene una movilidad bastante limitada. Había obras de muy buen nivel con grandes firmas por detrás. Entre todo tipo de arte y de todo tipo de pensamientos.
Podía haberme quedado con muchas de esas obras en la cabeza porque había verdaderas maravillas, incluso alguna que otra demasiado pomposa, pero me quedé en mi parte más profunda del cerebro con una obra que vi dibujada de manera tosca y rápida. Una obra con mucha potencia. El concepto fue lo que verdaderamente me agarró más que lo impactante de la imagen, porque el título no lo recuerdo bien pero tenía un nombre particular. Es decir un nombre propio de una persona en una actitud.
Lo que allí se representaba era un hombre totalmente derrotado de la vida. Un hombre harapiento, sin asear, sin zapatos, tirado en el suelo sin más expectación que la de esperar su propia muerte. Era un cuadro que transmitía tantísimo, y era todo tan triste que me sume en cuerpo y alma a ese montón de trazos magníficamente desarrollados. Me engancho y me vi ahí.
Ahora cada vez que me veo fuera de lugar, y ahora retomando la aventura recientemente pasada, esa imagen se me refleja una y otra vez haciendo que mi castillo de naipes vuele por los aires. Todo lo que construí fuertemente para que resista y para que aguante es destrozado simplemente con un soplido, al ver esa imagen tirada en el suelo sin ninguna intención. Y sé que ese hombre soy yo.
No es que lo crea, es que lo sé!
Y estoy de acuerdo de que la tristeza es uno de los problemas comunes que acompañan a los duelos. Sé que también el abatimiento y el abandono forman parte de esa marabunta de malos pensamientos. Sé que estoy en un proceso de duelo. No soy un ignorante de mi situación pero tampoco soy ignorante de que en cualquier momento esa situación puede cambiar a peor. Tengo los medios y tengo las formas. Tengo los conocimientos y tengo las oportunidades para poder hacerlo. No quiero el camino fácil. No vine a esta vida para coger el camino fácil, y no os equivoquéis el camino difícil no es aceptar la vida tal como te viene, y sobrevivir de la mejor de las maneras. No.
Esa es una mera aceptación de la situación tal como te ha llegado, y al igual que aquel hombre en el cuadro ,te tumbas en el suelo y esperas a que la situación te llevé por un camino o te llevé por otro. Sobrevivir no es el camino difícil. Para mí no.
Para mí el camino fácil es justamente ese, dejarme llevar por lo que me proponen, hacer caso a las recomendaciones de todos los profesionales que me están tratando y de las personas que creen poder ayudarme con sus palabras.
Yo podría ser simplemente un hipócrita conmigo mismo y llevar una vida incluso os diría, no muy mala, someterme a las operaciones que tengo de espalda volver a retomar mis profesiones y sobrevivir. Ese es el camino fácil. Incluso más os diría, podría incluso fingir ser feliz única y exclusivamente para que me dejaran en paz.
Lo primero que le prometí a mi compañera es que jamás le mentiría. Primero porque he vivido la mentira en primera persona y sé lo que duele que te mientan de esa manera tan miserable. Sé en el lugar que te deja y cuando vuelves a ser un poco coherente de lo que ha pasado, y te sientes tan ultrajado manoseado y utilizado, recuerdo esa sensación perfectamente y no me gusta nada.
Fue lo primero que le prometí. No le mentiría nunca. Ni siquiera la ha sabido piadosas. En mi casa todo se ha hablado. Incluso cosas que en la mayoría de las casas no se hace
En mi relación todo se ha hablado. Todo. Nunca hemos sido hipócritas ni con nosotros mismos ni con nuestra pareja. Yo no voy a empezar ahora a ser hipócrita ni conmigo ni con el recuerdo del amor de mi vida.
Soy consciente de que yo no puedo. Soy totalmente consciente de que soy el hombre del cuadro. Asumo cuál es mi situación actual y cuál es la situación que debería de tener. Entiendo perfectamente por qué intentan guiarme en una línea ascendente y entiendo también perfectamente que soy incapaz de seguir esa línea que intentan ayudarme a encontrar.
No es simplemente de que haya tirado la toalla. Aunque lo he hecho, tengo una razón para ello aunque a la mayor parte de la gente le parezca trivial. Cuando yo viajo, duermo, paseo, o me quedó sentado mirando a las nubes, siempre, siempre, siento que me falta ella.
No hay nada en mi vida que yo haga que no me haga sentir ese vacío que tengo. Tened en cuenta de que ella formaba parte de mí y es una parte de mí la que falta. No me siento completo, no me siento vivo. Y no quiero seguir sintiéndome así. Es así de simple.
Dentro de poco entrará en batalla el apartado medicamento.
Esa será el arma que utilicen contra mi falta de ilusión. Algunos ya habéis pasado por eso al igual que yo anteriormente, y sabéis que es una manera hipócrita de convenceros a vosotros mismos. Porque el mero hecho de utilizar productos que evitan o mitigan por lo menos la tristeza, y enmbotan no os hacen ser felices
Yo voy a seguir hacia adelante. Tal vez no por el camino que vosotros desearíais. Yo me voy a someter a tantas pruebas y a tantos tratamientos como las personas que me están tratando quieran ponerme. Se lo debo.
No quiero seguir hablando más.
No sé si esto le servirá algún día alguien para entender un poco de la complejidad de la mente humana, o de la estupidez de la mía en particular.
Solamente una última cosa. Los toméis a mal si no os contesto, si lo quiero hablar con vosotros, o si veis alguna distancia con relación a mantener conversaciones. No lo veo queriendo, no es algo premeditado.
Las gracias si habéis llegado hasta aquí