Solo te llamo para decirte que te quiero.
Tengo necesidad de hablar contigo.
Pensaba haberte escrito algún verso trasnochado, y lleno de pesar
De eso tengo la vida llena. De momentos angustiosos de tristeza.
Te echo mucho de menos amor mío y no hay un día que no me duela el alma.
A veces me siento en la cama y abrazo tu almohada buscando un resquicio de ti,
Y la impregno de mi dolor. De lágrimas amargas y gritos ahogados.
Y la sujeto con tal desesperación que llegan a dolerme las manos y los brazos.
Me sorprendo como poseso, meciéndola en un vaivén lleno de suspiros y jipio.
Y le hablo como si fuera un micro que te llevara a tus oídos mis palabras.
Y así permanezco tanto tiempo que a veces me acuesto y me acurruco a dormir a su lado.
Algunas madrugadas me despierto y permanezco aún abrazado a ella.
Pero no quiero soltarla por si acaso al otro lado te llegase mi calor,
Y asi también te hubieras quedado dormida y no te quiero despertar.
Otras noches que son las más habituales, me cuesta encontrar el sueño
Deambulo por el piso como si arrastrará cadenas
en cada esquina y cada rincón hay un recuerdo que siempre me lleva a ti.
Qué injusto es nuestro destino cariño mío.
Si hubiera al menos algo de justicia poética en todo esto,
yo tendría que haberte seguido un segundo más tarde de tu último aliento.
Si el universo quisiera arreglar este entuerto que ha causado tanto daño
Nos tendría que conceder una vida eterna juntos, igual de felices que éramos,
Y llenos de salud para poder vivirla plena. Se nos debe.
Te amo con toda mi alma bichito. Pronto, espero que sea pronto cuando te vea otra vez.