La opinión de un honrado ministro de Hacienda...

Hoy toca político para variar. 
Otro caso de esos puntuales. 
Otro espléndido de los que gustaba invitar, 
a los que ahora le acompañan en los tribunales. 

Que sea de un partido o de otro, 
ahí reside la importancia.
Esa lucha de opinión me deja absorto. 
Un cabrón es un cabrón sin importar su militancia. 
En olvidar de lo que se reía de nosotros el aborto.

Pero qué sabré yo de lo que es o no honrado! 
Si es lo único que mi padre me enseñó, 
ahora que el hombre está al otro lado, 
Ya no le duele ver quién le engañó.

Porque una vez que cruzamos la línea de la vida, 
Nos importa tres narices, por no decir cojones, 
Que si su señoría tenía una querida, 
Que si su señoría pertenecía a una banda de cabrones. 

A mi padre, ahora le importa más bien poco. 
Como la mayoría de todos vosotros. 
Porque no comprendo que en las plazas no cuelguen unos pocos,
De esas señorías que vendían honradez y valentía a unos y otros. 

Pero qué sabré yo de honradez! 
Si solo soy uno más de los del pueblo llano.
Hay que ser consecuente con su debilidad, pardiez!
Él no sabía que era público el dinero en el que metió la mano! 

Que todos somos víctimas de algún titiritero. 
Y pensamos que ese santo varón, 
se ha beneficiado trincando nuestro dinero, 
Dinero de sanidad, de servicios sociales, de educación...

Cosas que en su momento no valían nada. 
Curioso es el argumento. 
Y ahora optan por la callada, 
Mandando a sus perros a ladrar al Parlamento. 

Pero cuando sale algo de esto al viento, 
Es porque otros hedores quieren tapar. 
Que otra más gorda nos están metiendo,
Lo sabe hasta el tonto que no fue de invitado a boda de los Aznar...

Y hay que ver lo que ha dado de sí esos esponsales!
 cuánto honrado arrimado en la boda del chiquillo!
Los que no pudimos ir éramos los subnormales. 
Y ahora resulta que es el listillo, el que está en el banquillo.

Que caiga España que ya lo levantaremos nosotros!
Decía con chulería el enano cabrón. 
Ahora está acusado tapándole la mierda a otros. 
Y verás como se va como la Rita, o de rositas el santo barón. 

Guillotina señores! que ya hemos perdido España!
Por menos antes la Guardia civil apaleaba a gitanos!
Bueno a gitanos, profesores, estudiantes, libres pensadores... Todos presas de estas alimañas. 
Y aquí estamos todos sentaditos protestando en redes y en los bolsillos las manos.

Pero qué coño sabré yo de honradez!
Lo mismo que el ministro de Hacienda corrupto, 
Que parece que es algo que se repite una y otra vez, 
Como el gazpacho que te crea eructo. 

Esto ya no hay quien lo digiera.
En este circo ya no cabe más aforo. 
Murió mi padre con la honradez, virgen y entera.
Pero aún seguirá muchos años vivo al cabrón del Montoro.
Es nuestro sino que nos tomen por imbéciles y se pongan nuestro futuro por montera.

Pero qué sabré yo de honradez...


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