Dame la mano y yo te llevaré al cielo. Cuaderno de bitácora
Ese efecto mágico que envuelve al proceso de juntar las manos amadas, La sensación de la energía que recorren los dedos tanto en una mano como en otra. Pasando indistintamente de la de uno a la de la otra y no perdiendo intensidad por ello. Estas cosquillas que circulan por los poros abrazando los de una mano a los de la otra. El interruptor que pasa de apagado a encendido en esa parte del cerebro solamente destinada al amor. El calor y el frío, el sudor y la sequedad, de dos juguetones que se niegan a dejar de acariciar. Y se juega con los pliegues, y se juega con las uñas, acariciando el filo de cada una. Y te entretienes cuando encuentras algo que nos recuerdas o que antes no estaba ahí. Y lo tocas y lo acaricias, y lo reconoce es desde la distancia como si fueras un sensor muy sofisticado, Creando una imagen perfecta, tridimensional, con su propia textura, con su propia temperatura, En ese rincón del cerebro donde se guarda el amor, la ternu...